Vivo el Aniversario de Liberación (hace tiempo se soleba llamarlo así) por la séptima vez en Milàn, Medalla de oro al valor militar de la Resistencia que nunca más que en este año, sin voluntad propia, lo celebra como siempre se debería hacer: recogimiento, memoria y conciencia de pueblo. En un periodo ordinario la mayoría de la población habría disfrutado del puente festivo y del clima agradable por salir de la ciudad y llenarar las playas, los lagos cercanos; pocos voluntarios habrían colocado una corona de flores a nivel de las placas conmemorativas cerca de los numerosos edificios, mientras que las personas presentes sigueban en sus negocios o guardaban con escasa atención y quizás por la primera vez la existencia de una lápida. La Liberación de facto no fue un momento de besos, abrazos y chocolate ní tampoco una forma de absolución en la que el ex adversario se convertió en un amigo y viceversa sino más una fase de historia de Italia en que los italianos sobre...




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